Te he esperado
como se espera la
lluvia
una tarde de
domingo:
despreocupadamente,
miro
por la ventana entre
café y café,
entre algunos
poemas
y muchos
cigarrillos aburridos.
Quizá vengas
mañana
y sea tarde,
quizás mañana ya,
con las
obligaciones
cotidianas,
me olvide de
esperarte.
O quizá llueva,
mañana.
Hoy te estuve
esperando.
Casi llueve
antes de caer la
noche.
Era la tarde del
domingo.
Melancólico, pero bonito. Me gusta
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