Tiene todo el tablero en la cabeza
y a tientas, con cuidado
de no desplazar
ninguna pieza más que la precisa,
avanza lentamente su caballo
entre escaques con relieve.
Es ciego pero sabe
cuando asestar el golpe,
cuando lanzar alfiles, torres, reina
contra el rey sin color que sí lo ve venir
y sólo puede huir
o dejarse morir.
©Santiago Pérez Merlo
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