cuando el barco se hunde.
Inútil el rumor de las olas lejanas
para que el castellano
se vuelva marinero
e inútiles los cantos de sirena
en los acantilados
en los oídos encerados de Ulises.
Inútil el alisio del desierto costero
que sólo arrastra arena o la cubre de niebla.
Inútil, tierra adentro, el esfuerzo constante
y apenas perceptible
de los brotes del árbol
por arrancar raíces de la tierra
y elevarse.
Inútiles los golpes
de la mosca en el cristal,
inútiles los aleteos
por remontar del alfeizar
para volver a golpearse.
Inútil grito de socorro el del asesinado
cuando es la última voz
que abandona su garganta entre estertores.
Inútil voz final la del poeta
que no rompe cristales,
como inútil la voz que no se eleva,
inútiles arena, verso y niebla
en el desierto;
inútil canto, inútiles sirenas
de oídos encerados. Inútil
el rumor
de las olas y aferrarse
a la tierra.
Inútil el poema.
©Santiago Pérez Merlo
Magnífico, Santiago. Tu superación como poeta es increíble. Este poema es redondo, de un nivel de poeta consagrado. ¡¡Enhorabuena!!
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