escribir los poemas cuando te quería.
Cuando te pensaba tumbada a mi lado
o en tu propia cama,
pero te imaginaba
fingiendo
que pensabas en mí.
Era mucho más fácil
encontrar una excusa
-un lunar, una prenda de ropa,
una promesa que no se quiere hacer
y que se escapa involuntariamente-.
Las palabras luchaban ellas solas
por verterse, inundar
los cuadernos: ojos, rostro, labio,
beso, amor (no lo digas),
mano, pecho, delirio, sudor,
te echo de menos, vista,
tacto, gusto, pubis,
atardecer, deseo,
amor… (que no lo digas).
Era mucho más fácil.
Aunque no existieras.
©Santiago Pérez Merlo
©Santiago Pérez Merlo
Muy bonito!!! Como casi siempre con un regusto amargo al final...pero muy poético.
ResponderEliminarMagnífico y magistralmente escrito. Um abrazo Santiago.
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