es un cuento infantil, pero le hace ilusión.
César ha conseguido su sueño:
vive sin trabajar; no, no es un hacendado,
pero no necesita madrugones. Y eso basta.
Mar se sigue riendo como siempre.
Y haciéndome reír.
Pilar... Pilar siempre será Pilar,
no hay mucho que añadir.
Arantxa, Patricia, Villa, Emilio... no vinieron.
Deben de ser gente ocupada.
Eduardo, el profesor, sigue cantando
canciones de Los Beatles.
Hubo mucha más gente, por supuesto.
Y faltaba muchísima más
de la que un día compuso
todo nuestro universo, nuestra vida
en los años en que empiezas
realmente a tomar
conciencia de estar vivo
(la infancia apenas cuenta).
Y había un patio y risas
casi adolescentes
otra vez
y recuerdos flotando y recuerdos
que no estaban invitados.
Y el extraño frío del paso de los años
y el calor de todo lo vivido.
©Santiago Pérez Merlo
casi adolescentes
otra vez
y recuerdos flotando y recuerdos
que no estaban invitados.
Y el extraño frío del paso de los años
y el calor de todo lo vivido.
©Santiago Pérez Merlo
Aplausos, aplausos, muchos aplausos...que bonito, que tierno, que emotivo. Felicidades poeta!!!
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