Antes y después
de escribir un
poema;
antes y después
de hojear ciertos
libros;
antes de cortar
una flor
-si es que me
atrevo-;
antes de repasar
tu rostro
en esa foto
antigua;
después de haber
pensado
por un solo segundo
en borrar
tú número de la
agenda;
antes y después
de mesarme
los cabellos
o la barba si lo
hice
mientras pensaba
en ti;
por supuesto,
antes
de hacer
cualquier caricia
a mi hija
o a ti;
en medio,
algunas veces,
de soñarte y
despertar
y volver a
soñarte…
No es un
trastorno
obsesivo
que me lave las
manos
veinte veces al
día.
Jajajaja, es una buena costumbre lavarse las manos a menudo, sin ser obsesivo. Pero como de algo tan rutinario, puedes escirbir un poema tan bonito??? Aplausos, Santiago
ResponderEliminarNuevamente, de algo cotidiano y sencillo sacas un bonito poema. Enhorabuena, poeta!!!
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