Misoginia

No te lo tomes como algo personal.
No va (sólo) contigo. Odio
exactamente por igual
a todas las mujeres.
No a la manera furibunda
del imán que preconiza malos tratos
ni a la del sacerdote recalcitrante
porque no soy un tipo iracundo,
pero sí con el odio concentrado
de los cantores de tangos
de la guardia vieja que tiraban de facón
por el menor desplante.

Quizá no sea odio la palabra,
tal vez sea mejor ignorancia,
rencor, idiocia, miedo…
El caso es que no quiero
saber nada de vosotras.
Dejadme en paz, apartad
de mí el cáliz putrefacto
del deseo, la lujuria y cuantos males
lleváis aparejados desde antiguo.
Dejad que mi odio alimente
la existencia triste, insalubre,
que llevo desde que tú
y otras de tu especie decidisteis
que no fuera posible vivir
sin amaros.

©Santiago Pérez Merlo

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