No, amor mío, no
me apetece. Ha sido
un día largo, cargado
de tensiones, de discutir
por todo... y ha llovido.
Me duele la cabeza.
No, de verdad, amor,
no me susurres
tus palabras oscuras
y excitantes
esta noche. No
juguetees así con
mi deseo,
no me recuerdes
la magia de otras noches.
Te lo pido por favor.
Quizá mañana,
pero esta noche, no.
Ya basta.
Me vas a desvelar
y estoy cansado, insisto.
Duérmete, por favor,
o vete un rato
a otra habitación.
Déjame sólo.
Lo siento. Enfádate
si quieres y castígame ahora
varios días sin verte...
Pero no puedo escribir
un poema cada noche.
un poema cada noche.
Cuanto ingenio!!! Es de los q me gustan, con final inesperado.Juegas con la cabeza del lector, lo guías por un pensamiento, imaginando una escena y con los dos últimos versos, ocho palabras, das un giro sorprendente. Aplausos,aplausos..
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