Paseo por la
ciudad y el musgo
acaricia mis
botas
mientras sigo el
camino
casi desdibujado
en la maleza
y la arena de la
playa
juguetea con mis
dedos
ateridos que
pisan
el hielo
descalzos
pero envueltos
en las medias de
un esparto
que tiene el
suave tacto
de la seda,
como si pisara
constantemente
el lecho algoso
que se extiende ajeno
a su propia
incongruencia
en las aceras.
No sólo el tiempo,
el espacio también
es relativo
para nosotros,
los fantasmas.
Fabuloso, Santiago.Inquietante,muyyyyyyy bueeeenooo....
ResponderEliminar