No como el tópico
abrazo que no suelta
y el llanto
desgarrado
del niño el
primer día de colegio.
Ni como el torpe
patetismo del amante
despechado
que se aferra de
rodillas
y suplica
a la novia que
huye
de su lado.
No como la mano
del enfermo moribundo
que se aferra
la que sea, la
primera que pase
junto a la fría
cama hospitalaria.
Ni como la madre
del soldado
-guerra antigua,
blanco y negro-
que apretuja el
pañuelo
y lo retuerce
y se deja llevar
por el llanto
del tren al
alejarse
-blanco y negro, recuerden-.
No. No quiero
despedidas
de cliché,
multicopista,
Hollywood años
cuarenta.
No te vayas así. No
te vayas.
El final de este poema es conmovedor!!!!! Ese «no te vayas» toca de lleno el corazón......
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