Te lo he dicho muchas veces:
no tengo ningún miedo
de que crezcas.
Al revés: me entusiasma
que vayan en aumento
tus preguntas juiciosas,
tus dudas razonables
y que aún así se mezclen
con la ilusión (aunque sea fingida)
del Ratoncito Pérez y las hadas de los cuentos.
Sólo te pido
un favor: que podamos
seguir hablando siempre
como adultos
(incluso cuando lo seamos,
que no es tarea fácil)
y que podamos
seguir riendo siempre
como niños...
incluso,
si dejamos de serlo.
©Santiago Pérez Merlo
Genial, Santiago!!!Un canto a la vida y una visión optimista y preciosa del inevitable crecimiento de tu hija. Muy bonito.
ResponderEliminarMe encanta!!! Qué suerte tiene esa niña de tenerte como padre y qué orgullosa debe de sentirse de que le escribas poemas tan bonitos. Cuanta sensibilidad, sin caer en la ñoñería. Aplausos,aplausos, aplausos
ResponderEliminar