Como quien no ha perdido la costumbre
de pasear al perro cada noche
aunque éste haya muerto y cada noche
pasea por costumbre el descampado
-un último cigarro, bufanda, vista al suelo-
y se detiene
de tanto en tanto
entre los matorrales.
Como quien todavía, después de tantos años,
da una vuelta completa al dormitorio y entra
por el lado contrario al de la puerta
en la cama vacía.
Como quien alimenta su rutina
desde que se levanta
-leche templada, un par de magdalenas,
café solo después, el primer cigarrillo-
hasta la cena
-un poco de ensalada, algo de fruta-
delante de la tele sin sonido.
Como quien ha aprendido de la vida
que la vida podría ser mejor…
en otra vida.
©Santiago Pérez Merlo
Pufff, Santiago!!!, impactpante, un poco triste, pero encierra mucha poesia...
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