Detalle del retrato de Gustavo Adolfo Bécquer realizado por su hermano Valeriano. |
Aprendí bastante joven
la macabra tradición
de entregar a los deudos
llaves del ataúd donde reposa
un ser querido
para que sea custodio de sus huesos.
Yo te entrego mi llave,
pero no guarda restos ni despojos:
es la llave del cofre donde guardo
las preguntas que nunca nos hicimos.
Guárdala en lugar seguro, aunque su
utilidad
es relativa
porque tienen alma propia
las preguntas
y se escapan cuando quieren
como ánimas en pena,
como notas del órgano que suena
en la iglesia vacía.
Pero salen y regresan
como aquellas oscuras golondrinas,
como palabras de amor en tus oídos,
tupidas madreselvas,
hojas secas en otoño
y rayos de luna
que en la noche te envuelven.
Una entre todas ellas las lidera, siendo
quizá la más inofensiva:
"Dime, mujer, cuando el amor se
olvida
¿sabes tú adónde va?"
Es preciosooooo!! Enhorabuena Santiago me encantó. A ver si no sale dible, veamos. ABRAZO
ResponderEliminarBravo, bravo. ¡¡¡Que bonito!!!, cuanta poesia!!! Me encanta...
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