Me dices
que me ponga en tu lugar.
Que trate de entender tus circunstancias
y tu forma de expresarte.
Que de mil veces que has dicho que me vaya,
al menos dos o tres querías en realidad
que te abrazara fuerte.
Que de mil veces que lloras,
tan sólo dos o tres son por tristeza:
que el resto pueden ser las dichosas volutas
del humo del cigarro, el poema de turno
o la canción aquella.
Y me dices también
que no haga tanto caso
a tus palabras,
que tú tienes esa forma de hablar,
tan impulsiva,
que no piensas lo que dices
o que lo piensas tanto
que luego no te acuerdas
de la primera frase.
Que hay veces que no sabes qué hacer
-y cito textualmente-
con “tanta mala leche”
como se te acumula en la garganta
y (otra vez el llanto),
hasta en los lagrimales.
Yo, siendo hombre y, claro,
un ente más primario,
sólo puedo intentarlo.
Te juro que lo intento pero,
entre otras muchas cosas,
no me está dado ver
cómo es el desamor
mirando desde los ovarios.
un ente más primario,
sólo puedo intentarlo.
Te juro que lo intento pero,
entre otras muchas cosas,
no me está dado ver
cómo es el desamor
mirando desde los ovarios.
Magnífico, Santiago. No tengo palabras para expresar lo q me has hecho sentir con este poema. Alcontario q tú, q usas tán bien las palabras para expresar belleza
ResponderEliminarEs precioso!!!Me gusta mucho y tiene tanta intensidad poética!!! Tu superación es imparable...
ResponderEliminarJugar al yo...Tu. ..en el amor..no vale.Solo nosotros...Precioso poema..!!
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