Un amigo poeta me ha dicho
-creo que como insulto-
que yo era cotidiano.
Que en mis poemas no hay
palabras que no se entiendan
y que a veces, incluso,
copio del diccionario.
Dice que algunos de ellos,
los menos amorosos,
provocan acidez por lo sencillo
porque está la dulzura en el reverso
inalcanzable (o algo así)
de unas pocas palabras.
Dice que no está mal hablar del barrio,
incluidas las putas si se llaman
Calíope, Terpsícore, Talía,
Melpómene, Polimnia o Clío,
Euterpe, Urania, Erato...
Dice que el lenguaje común
ha pasado de moda "otra vez"
(esto no lo he entendido)
en la poesía y vuelve
cierto culteranismo.
Dice que él, sin ir más lejos,
si un poema lo entiende a la primera,
lo desprecia automáticamente,
que prefiere los puzzles
o tener que consultar varios glosarios
(en su más pura acepción,
todo sea dicho).
Al final, no me ha quedado claro
(y eso que lo ha dicho varias veces)
si es aspirante a crítico feroz
o a Poeta mayúsculo y premiado...
Eso sí, además del rapapolvo,
me ha tocado a mí
pagar mis cañas
y sus gintonics. Con cardamomo.
©Santiago Pérez Merlo
Pues yo no comparto la opinion de tu amigo poeta...creo que ese es tu mérito:componer poemas tan bellos con palabras sencillas y usando lo cotidiano como tema...
ResponderEliminarLa ternura no necesita nada de enredos ni glosarios...es sublime y bello por sí sólo ...y si no,que se lo diga a Benedetti
ResponderEliminarNingún poeta que se precie,o que lo aprecien,podrá decir eso de tus poémas. ..Son preciosos..!
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